miércoles, 9 de enero de 2013

LA ESCALA DE LA ASCENSIÓN, ABRAHAM ABULAFIA



Abraham Abulafia fue un cabalista español, nacido en Zaragoza en 1240, que vivió en Tudela y viajó por Tierra Santa en 1260. Luego se instaló en Italia desde donde viajó a Barcelona y a Grecia  en 1271 y 1273, respectivamente. En 1280  fue a Roma con el objetivo de convertir al judaismo  al papa Nicolas III . Entre otras obras escribió un comentario a la Guía de perplejos de Maimònides . 

Entre sus obras de sabiduría que han sobrevivido, algunas de ellas relativas a los más profundos misterios de la Cábala destacan sus tres comentarios a la Guía de los Perplejos de Maimónides; La Vida del Mundo Futuro, donde enseña la técnica de meditación como un medio para conseguir la iluminación.

En su obra “Las siete vías de la Torah” comenta: «En cuanto a la séptima vía, es única en su género y contiene todas las demás: ella es el lugar por excelencia de lo sagrado y engloba las otras; aquél que la penetra percibe el Logos divino (la Palabra) que, surgido del Intelecto Agente, viene a afectar la facultad racional del hombre. 

Este Logos, en efecto, es una sobreabundancia del Nombre (bendito sea) que, pasando por el intermediario del Intelecto Agente, llega a la facultad racional. Así lo ha explicado el maestro (Maimónides, bendita sea su memoria) en el capítulo 36 de la segunda parte dela Guía. Esta vía lleva a la esencia misma de la profecía auténtica, da los medios a una aproximación de la quididad (el qué o el quién) del Nombre único, a este ser único que es el profeta entre los hombres. No conviene aquí describir precisamente esta séptima vía, que es dos veces santa. Pues no es posible transmitir el conocimiento del Nombre de 42 letras y del Nombre de 72 letras a aquél que desea adquirirlo si no es de viva voz, ni de comunicar ninguna tradición de otro modo al respecto, cuando no se tratara más que de principios de base. 

Es la razón por la cual prefiero ser muy breve sobre este punto, como conviene en este tipo de materias. Tales son las siete vías en las cuales la Torá está toda entera contenida».

Incluimos en este intinerario un poema de Abraham Abulafia publicado por la editorial "Libros del Innombrable" en su  Antología de poesía mística española cuya edición estuvo a cargo del Poeta Antonio Fernández Molina.

 Como recuerda Elemire Zolla, es tratar la materia del èxtasis  mìstico entendido como metàfora del desarrollo espiritual, es en esencia , lo que configura la nueva hermeneùtica cabalìstica. 
En este poema permutacional que Abulafia escribiò en  las siete vias de la torà,  la escalera aparece como sìmbolo.

LA ESCALA DE LA ASCENSIÓN
Abraham, Abraham desciende.
Abraham, Abraham asciende.
Aguas de nieve, el granizo devasta.
Aguas de pozo, el valle se empobrece.

La verdad es semejante a una escalera, para alabar a la Roca
principio de los intelectos supremos
sin determinación, su nombre es las diez sefirot
adoradas por los corazones circuncisos.

El ser dotado de inteligencia sigue las diez disposiciones
entregadas en la fe a los intelectos.


Son las vías de la expresión vocálica
se transmiten, pero ascienden y descienden.

Se forman, pero no con la composición de las criaturas
en las letras están combinadas y sopesadas.
Su nave rebosa de abundancia
y su balanza de sonidos y voces.

En su ser se regula toda permutación
firmamentos con la base de las criaturas humildes.
Lejos se hallan de la luz de las luminarias
su estela es el principio rector de toda actividad.

Los sonidos de la lengua están unidos a ellas
su manantial brota del manantial de la doble vida.
Truecan el nombre de esclavas por el de señoras
llaman señores a los esclavos.

Sin par, igual que piedras preciosas
se han consultado, y de ellas dimana una ley suprema.
Unidas y dispuestas en líneas de versos
para venerar y exaltar al Señor de los que celebran.

Se adhieren a la imagen de la materia en la forma
esencia son del Nombre, contenidas están en él.
Inmensidad de lo particular y lo general
sabed cuál es el fundamento de los accidentes en las formas.

¿Los hábitos internos no son, quizás, circunstancias y objetos?
pisoteados sin norma, ni ley.
Desdichado de mí, si en los cuerpos de los necios
sin conocimiento, las almas permanecen prisioneras.

El señor convierte en profetas los corazones nobles
expresiones de voluntad, en instantes fugaces.
Antes que nada, instruir a los ignorantes
de modo que teman los pecados y las tentaciones.

Las tablas grabadas están llenas de mensajes
la Roca los escribió con letras radiantes.
Todas las expresiones encierran sentidos ocultos
¿quizás para preservarlas en el joyero de la vida?

Porque con los seres sin conocimiento, con los ignorantes
los salmos quedan sin protección.
Dulces como la miel son las palabras vacías
según lo que dicen los extranjeros.

Las reglas del cuerpo sirven para realizar sus fines
los otros, los deseos, no tienen orden.
Parece perfecto: sus números revelan el valor de la fe
y las doctrinas de la tradición los ha elegido la Roca con cuatros estandartes
los ha transmitido, para que se cumpla toda indagación.

Sois la Verdad, oh nombres, principios sublimes
aquilatados en nuestro corazón por la alabanza.